ASERTIVIDAD EN CARGOS DIRECTIVOS

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Mucho se ha hablado de la importancia de una comunicación asertiva en el ámbito laboral, “decir en el momento adecuado, y a la persona correcta lo que piensas, sientes o deseas”, sin embargo, la palabra “asertividad” va más allá del “decir”, ya que también implica una conducta congruente con aquello que pensamos y por lo tanto decimos.

En cargos directivos es normalmente más sencillo expresar cuando se está satisfecho con el resultado logrado gracias al desempeño de los colaboradores, que cuando de redireccionar se trata. Entonces se debe valorar la trascendencia del actuar directivo ya que la elección puede dar como resultado el resentimiento, desmotivación y pérdida de confianza de parte de los demás colaboradores o en el mejor de los casos, convertirse en una etapa de oportunidad y mejora de un equipo de trabajo motivado por un líder en quién depositan su confianza.

Para explicarlo mejor, durante nuestra vida nos vemos muchas veces inclinados a tomar decisiones, algunas trascendentes y otras cotidianas. Si bien, podemos de manera casi automática (pero guiada por nuestro instinto y la experiencia), elegir lo que vamos a desayunar y el horario en que lo haremos, no las mismas veces se nos facilita elegir a quien o como contratar, despedir, promover, gratificar, sensibilizar, etc.  Sobre todo si tomamos en cuenta que de la toma de decisión directiva depende en gran parte el devenir de la empresa, el de las personas que en ella laboran, y claro está que detrás de esas personas están sus familias.

¿Es complejo ser asertivo?  En realidad no, incluso se puede decir que es un estilo de comunicación basada en el respeto a uno mismo y a los demás.  La asertividad tampoco se trata de ir por la vida diciendo lo que “se siente”, es más bien, un pasar al plano de lo consiente aquello que se considera está tomando un porcentaje significativo de la propia energía, es reflexionar y dar un nombre a ese motivante.  Asertividad es también decir SI o NO cuando ya se interiorizó y se proyectaron posibles resultados en el plano del pensamiento.

Bien, antes del cómo ser asertivo, se deben analizar los requerimientos básicos para lograrlo:

  1. Detectar el pensamiento consecutivo; qué es aquello que nos está tomando energía significativa en nuestro pensamiento, diálogos internos consecutivos, ideas casi persistentes.
  2. Escuchar a nuestro cuerpo; detectar reacciones biológicas y corporales de lo que estamos sintiendo (sudoración, ruborización, temblor, tensión en manos, encorvamiento, etc).
  3. Dar un nombre a esa reacción corporal; convertirla en emoción de enojo, temor, alegría, vergüenza, etc.
  4. Analizar esa emoción; ¿para qué estoy sintiendo esto? Más que el porqué, el para qué nos puede dar una guía más cercana a la razón de ser de esa emoción y no solo a la causa que la está provocando.
  5. Valorar posibles acciones y sus consecuencias; revisar consecuencias empresariales y del capital humano, tener presente de que se está trabajando con personas y sus interacciones, es importante mencionar que no debe ser una opción el “control de la emoción” sino más bien el “manejo de ella”.
  6. Pasar del “Yo Director quiero…” al de “La Empresa necesita …” ; cuando  se tiene un cargo directivo  se da por entendido que se comulga con la filosofía y valores empresariales, así como el que ya se tienen habilidades  directivas específicas, sin embargo, es necesario desarrollar  no solo un sentido de pertenencia sino también una consciencia de “efecto dominó”,  entendiendo que el efecto en la empresa, de nuestra toma de decisión, será el resultado de nuestro futuro laboral en la misma y dicho sea de paso, de nuestra trayectoria profesional.
  7. Actuar; toma de decisión: expresarlo, reservarlo a un momento más adecuado, o trabajarlo en lo personal, recordemos que es imposible no comunicarnos (Watzlawick 1971), por lo tanto si decidimos quedarnos callados, estamos comunicando.
  8. Asumir; una vez tomada la decisión estar conscientes del posible resultado o de la misma incertidumbre de éste, pero ciertos de que se tomó lo que se consideró era la mejor opción respetándose a sí mismo, a los demás y por lo tanto a la empresa.

Siguiendo estos pasos será mucho más fácil lograr la toma de decisión asertiva.  Si bien, se requiere de interiorización y práctica, una vez que logremos llevar a cabo estos pasos de manera fluida y natural, se estará listo para pasar al siguiente nivel, LA ASERTIVIDAD PROPIAMENTE EXPRESADA.

M.D.H Karina Hernández López

Abril 2016